sábado, 12 de julio de 2014

Cree en el perdón de Dios, recíbelo y no vuelvas a pecar


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No sé si alguna vez has experimentado la vergüenza al pecar o fallarle al Señor, el temor y la indignación que invade el espíritu es tan grande que difícilmente se puede disimular la tristeza que genera tal experiencia. Lo impresionante es que si realmente eres un hijo de Dios, cuando le fallas, el Espíritu Santo trae a tu corazón la convicción de que has pecado e inmediatamente sientes la necesidad de humillarte y rendirte a sus pies para clamar por su perdón y su misericordia, y Él en su infinita gracia nos recibe con sus brazos de amor y de bondad sin preguntarnos ¿por qué o qué hiciste? tan solo mira nuestro corazón y se agrada de nuestro sincero arrepentimiento. ¡Cuán maravilloso es nuestro Dios! Tú no te deleitas en los sacrificios ni te complacen los holocaustos;  de lo contrario, te los ofrecería. El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido”. Salmo 51:16-17 (Nueva Versión Internacional).
Lo triste en algunos casos, es que muchos que se creen perfectos están listos para lanzar sus ataques de condenación y maldición debido a la caída que has tenido y fácilmente puedes darles la importancia que no tienen ni se merecen, pues ya has ido a la presencia de Dios con un corazón contrito y humillado para buscar su perdón y su misericordia; y por supuesto, Él que es fiel y justo te ha concedido la gracia de tu redención por medio de Jesucristo su Hijo Amado, deberías darle mayor valor a esta hermosa obra y no a los juicios que un simple mortal profiere en tu contra. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros”. 1 Juan 1:9 (Nueva Versión Internacional).
Muchas personas no alcanzan a entender la manera en que Dios nos ama y cómo su amor inagotable cubre todo pecado cuando nos arrepentimos sinceramente delante de su presencia. Algunos, debido a las murmuraciones, maldiciones y condenaciones que lanzan en su contra por haber fallado, lamentablemente muchas veces ejercidas por los mismos ministros o líderes eclesiásticos, deciden apartarse de Dios supuestamente por lo indignos que los hacen sentir o por la carga emocional que genera tal situación, una consecuencia de depender de un simple mortal o de una denominación netamente religiosa en lugar de depender de la Palabra de Dios; y por otra parte, una absurda excusa para justificar el deseo de apartarse del camino de nuestro Señor Jesucristo, en lugar de creer en el perdón de Dios, recibirlo y esforzarse por no volver a pecar. “Jesús dijo: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? y respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. (Juan 8:1-11).
No existe ningún pretexto para alejarnos de la presencia de Dios. Si realmente nos hemos arrepentido de nuestros pecados y hemos recibido el perdón que por fe y por gracia nuestro Padre nos concede en Cristo Jesús, no tenemos porque atemorizarnos por lo que los demás puedan opinar de nosotros, por las maldiciones que puedan proclamar con sus labios en contra nuestra o por el señalamiento de las faltas que Jesucristo ya borró con su divina sangre. Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados”. Isaías 43:25 (Nueva Versión Internacional).
Lo más importante es que ahora estamos reconciliados con el Señor y que nuestro diario propósito es dejar de pecar por amor al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. “Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos”. Gálatas 5:24 (Nueva Versión Internacional). Debemos estar atentos porque Satanás anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8), recuerda que su principal objetivo es hacer que nos apartemos de Dios; así que, más bien abre los ojos y ponte alerta porque tal vez aquellos que te condenan y te juzgan cuando caes en tentación son enviados suyos. No les des gusto, no les des importancia; que te importe no fallarle a Dios, que te importe lo que Él piensa de ti y no lo que pueda pensar otra persona quizá más carnal que tú.
Sigue adelante en las obras que Dios ha trazado para ti, aférrate cada vez más de su diestra poderosa, busca su presencia, busca hacer su voluntad, disfruta de una relación genuina con Él y procura seguirlo en todos sus caminos, Él se encargará de los que pecan hablando lo que no saben acerca de ti y de tu relación con Él.
Hay que orar sin cesar, sumergirnos en la Palabra de Dios, meditar en ella de día y de noche para que podamos fortalecernos en sus propósitos y así seguir siendo perfeccionados por la mano del Señor Jesucristo hasta el día en que nuestro Padre decida enviar por nosotros. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios”. Hebreos 12:2 (Nueva Versión Internacional).

miércoles, 22 de enero de 2014

26 consejos honestos para jóvenes que quieren vivir para Cristo

1. “Nadie es perfecto”, pero no uses esa frase como excusa para no hacer lo correcto y motivar a la gente a tu alrededor.

2. Si te avergüenzas de predicar el evangelio, posiblemente es porque no lo conoces en realidad (Lee Romanos 1:16). Conócelo. Ámalo. Vívelo.

3. Usa las redes sociales en vez de dejar que ellas te usen. (Sé muy bien por qué te digo esto).

4. Recuerda que cuando te sumerges en la Biblia, no te ahogas. Respiras. No dejes de adentrarte en la grandeza de la Palabra de Dios.

5. Sé amigo de todos, pero sé cuidadoso con quienes escoges como tus amigos.

6. Cuando un hijo de Dios ve que algo está mal, decide ser el cambio que quiere ver. Cuando un crítico ve que algo está mal, se va a Internet. Sé más que un simple crítico.

7. Deja de perder tiempo tratando de buscar tu propósito en la vida. Ese propósito ya está escrito en la Biblia y es amar a Dios y amar a las personas. Simple.

8. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Sé que eso suena muy cliché, pero es cierto. Hoy eres joven y tienes fuerza; mañana no sabrás si la seguirás teniendo. Aprovecha tu hoy al máximo y vívelo para la Gloria de Dios.

9. Nunca arruines una disculpa con una excusa.

10. En vez de esperar a que Dios te revele el futuro inmediato para entonces empezar a confiar en Él, ten FE.

11. Está bien que aprendas de las personas que han logrado cosas maravillosas. Lo que está mal es que te compares con ellos. Tú tienes tu propia carrera hacia la corona de vida que Dios coloca delante de ti.

12. Si las personas te lanzan piedras, no las lances de nuevo hacia ellas. Úsalas para construir algo.

13. Los héroes de la fe no sólo están en Hebreos 11. Lee biografías cristianas. No te arrepentirás de hacerlo.

14. No olvides que la mejor red social que existe es compartir con las personas en vivo.

15. Nunca seas un libro abierto, al menos que seas la Biblia que Dios está escribiendo con su dedo en tu corazón (Lee 2 Corintios 3:3).

16. Si dices una verdad por amor a quien se la dices, y te critican, no te preocupes: Jesús también fue criticado.

17. Tratar de complacer a todo el mundo es lo más tonto que puedes hacer.

18. Ten cuidado con quienes exalten los regalos de Dios por encima de Dios. Cristo es mejor que las cosas cristianas.

19. Si Dios permite que alguien de tu pasado regrese una y otra vez a tu vida, ¡Háblale de Jesús al menos una vez!

20. Un tip para cuando tengas dudas leyendo la Biblia: Ora y sigue leyendo.

21. Nadie quiere oírte decir que Jesús cambia vidas si tú no eres un ejemplo de eso.

22. No te preocupes por lo que la gente piense de ti. Ellos tienen sus propias vidas y no piensan en ti tanto como tú crees que lo hacen.

23. Mantente humilde, y cuando no puedas mantenerte humilde, mantente callado.

24. Ora en todo momento. Dios usa la oración para moldear nuestros corazones y hacernos más como Él quiere que seamos. Lamentablemente, ninguna práctica dentro del cristianismo es tan subestimada como la oración.

25. Recuerda que lo que en realidad importa no es cuanto haces para Dios, sino cuanto Dios ha hecho por ti. La obra consumada de Cristo es la fuente eterna de nuestro gozo, y sin ese gozo somos miserables.

26. No sabemos todos los pasos que tomaremos en la vida, pero con Jesús siempre sabemos cuál es el siguiente. Tómalo cuando tengas que hacerlo.